viernes, 30 de mayo de 2014

Sobre el soneto «Amante agradecido de las lisonjas de un sueño»


¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y quién sino un amante que soñaba
juntara tanto infierno a tanto cielo?

Mis llamas con tu nieve y con tu hielo,
cual suele opuestas flechas de su aljaba,
mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
como mi adoración en su desvelo.

Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo, si estoy despierto,
y que si duermo, que jamás despierte».

Mas desperté del dulce desconcierto,
y vi que estuve vivo con la muerte,
y vi que con la vida estaba muerto.


         Este poema de Francisco de Quevedo y Villegas narra el sueño erótico de un amante con una mujer llamada por el poeta «Floralba».
         El yo lírico describe en primera persona las sensaciones del sueño, haciendo plausible la identificación del amante con el propio autor. Se presenta también la duda de si está soñando o si está despierto. La descripción del amor está hecha con delicadeza y finura, desde un deseo sexual y a la vez espiritual de la mujer. El autor no quiere que termine este sueño o realidad, no sabe con seguridad si está despierto o soñando. Dice que si es un sueño no quiere despertar y si es la realidad no quiere dormir nunca, ya que le provocará la muerte no soñar/vivir con este amor.
         El autor se atreve a sugerir lo que soñó, pero después se detiene para pensar y se pregunta si contarlo o no, porque es un sueño erótico y sexual y podría ser que ofendiera a alguna dama.
         Encontramos algunas figuras retóricas como:
         - Personificación: “mezclaba Amor, y honesto las mezclaba”
         - Paradoja: “que nunca duerma yo, si estoy despierto”
         - Metonimia: “mas desperté del dulce desconcierto”
      - Antítesis: “y vi que estuve vivo con la muerte, / y vi que con la vida estaba muerto.”
Blanca Domènech (1º Bach)

No hay comentarios:

Publicar un comentario